Investigadores del Centro de Ingeniería en Rehabilitación e Investigaciones Neuromusculares y Sensoriales (CIRINS) de Facultad de Ingeniería de la UNER avanzan en el patentamiento de un dispositivo para evaluación cuantitativa de función de fibras nerviosas finas.

La tecnología tiene aplicación en la detección y seguimiento de neuropatías, cuya principal manifestación es el dolor. Además, trabajan en la creación de una empresa de base tecnológica.

El desafío de evaluar cuantitativamente el dolor

Se estima que cuatro de cada 10 adultos mayores de 30 años sufren de dolor crónico en todo el mundo. La neuropatía de fibras finas es una forma de trastorno de dolor y alteraciones sensitivas que afecta estas fibras nerviosas, que son las responsables de detectar estímulos potencialmente peligrosos para los tejidos y transmitir esa información al cerebro.

Una expresión común de esta neuropatía es como consecuencia de la diabetes. Esta alteración en la percepción del dolor, usualmente en pies y manos, se desarrolla en aproximadamente de 50% de los pacientes y se la conoce como neuropatía diabética periférica. Es el mayor factor de riesgo para la ulceración del pie, que puede conducir a la amputación. Habitualmente, la evaluación de esta patología es subjetiva y su diagnóstico inicial, clínico. En muchos casos se detecta en un estado avanzado, por lo que es muy difícil de frenar o revertir.

Con frecuencia para su diagnóstico se prescriben estudios de conducción nerviosa con técnicas como microneurografía, o estimulación por láser o calor por contacto, pruebas sensoriales cuantitativas y biopsias de piel. Todas estas intervenciones suelen ser costosas y no es común que estén disponibles en centros de salud de baja o mediana complejidad.

Propuesta de solución

Los investigadores de la FIUNER, José Biurrun Manresa, Christian Mista y Silvio Laugero, desarrollaron un dispositivo que permite la detección y evaluación cuantitativa de esta neuropatía. Proporciona una valoración objetiva y precisa del estado de las vías nerviosas que transmiten información del dolor. “No hay un dispositivo en esta tecnología con estas características”, resumió Biurrun Manresa.

La primera versión del dispositivo brinda estimulación selectiva de fibras finas Aδ y C por medio de corrientes de radiofrecuencia aplicadas a la piel, usando una sonda de pequeño tamaño. El sistema además registra las respuestas del cuerpo a dicha estimulación: potenciales evocados por el estímulo de radiofrecuencia mediante electroencefalografía (esto es, por medio del registro de la actividad cerebral) tiempos de reacción, y respuestas subjetivas del dolor en una escala analógica visual.

El dispositivo y los métodos pueden ser usados para varios propósitos: determinación de umbrales, caracterización objetiva de condiciones patológicas, asistencia en el diagnóstico y seguimiento y evaluación de eficacia y relaciones de dosis-respuesta de fármacos, en una forma de estímulo no invasiva. El potencial de la tecnología se proyecta a otras afecciones relacionadas con el dolor, como fibromialgia, esclerosis múltiple, alodinia y otros.

El prototipo del dispositivo consta de tres módulos: uno de interfaz, registro y análisis de la actividad cerebral; uno de seguridad; y uno de estimulación por radiofrecuencia. Su seguridad y eficacia fueron preliminarmente verificadas en un estudio de prueba de concepto aprobado por el Comité Central de Ética de Entre Ríos y los resultados del primer ensayo clínico en voluntarios sanos fueron presentados en el Congreso Mundial del Dolor, celebrado en Toronto en octubre de 2022.

Propiedad intelectual

Laugero, Mista y Biurrun Manresa estuvieron abocados al desarrollo del primer prototipo entre 2019 y 2021, junto con estudiantes que estaban realizando sus proyectos finales de Bioingeniería. En noviembre de 2021 año, los investigadores presentaron la solicitud de patente provisional y un año después, a fines de 2022 se presentó la solicitud de patentamiento definitivo, financiada por CONICET (donde también desempeñan funciones de investigación).

Al momento, los investigadores siguen avanzando en el desarrollo del dispositivo, la realización de pruebas clínicas y la presentación de las patentes en sus fases nacionales, es decir en países donde pretenden contar con la propiedad intelectual. "Hay que tener una estrategia muy clara de propiedad intelectual, entender bien a qué mercados va dirigido el producto y los procesos de revisión de cada país”, destacó Biurrun Manresa. Además, todo conlleva un enorme costo económico, por lo que la búsqueda de financiamiento público y privado es una parte muy importante del trabajo.

El camino de la invención

Respecto del trayecto que recorrió el dispositivo, el bioingeniero recordó que la primera idea surgió de una necesidad de investigación aplicada en neurofisiología del sistema nociceptivo. Era el año 2019. “Transitamos todo el camino”, señaló Biurrun. Y repasó: “Partimos de una buena idea para investigación. Luego pensamos que podría ser aplicado en la clínica y, más adelante, que podía contar con derechos de propiedad intelectual”.

El proyecto, a su vez, devino en una oportunidad empresarial. “Pensamos: ‘Si hacemos todo esto, también sería factible crear una empresa que pueda captar talentos que se gradúan de la Facultad, para que no tengan que irse a trabajar a Buenos Aires o al exterior, sino quedarse y desarrollar tecnología en la región. Esa fue la motivación”, explicó el investigador del CIRINS.

Si bien Biurrun Manresa, Laugero y Mista son los inventores, en el proceso de desarrollo, patentamiento y capitalización se ha sumado al equipo el bioingeniero Leandro Mayrata. También se destaca el apoyo institucional que se ha obtenido de FIUNER a través del CiEV (Centro de Innovación, Emprendimiento y Vinculación), desde la Secretaría de Ciencia y Técnica de UNER y desde CONICET.

El equipo ha iniciado el camino emprendedor a través de la formación de su propia startup -Noxisense- con la cual buscan captar financiamiento externo para avanzar con el desarrollo, pruebas clínicas, aprobación regulatoria y salida al mercado.

Los bioingenieros tienen muchas expectativas al respecto. Proyectan construir un círculo virtuoso de producción de conocimiento, transferencia al medio socioproductivo con una asociación pública - privada, ya que por un lado están el CONICET y la UNER (titulares de la propiedad intelectual), y por otro las aceleradoras o fondos de capital que apoyan estas iniciativas. También esperan que la trayectoria recorrida les sirva de experiencia a otros investigadores para que puedan transitar un camino similar.




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