El Instituto de Investigación y Desarrollo en Bioingeniería y Bioinformática (IBB) es el primero de doble dependencia del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) creado en la provincia –en 2017- y está cumpliendo sus primeros seis años.

El instituto ubicado en la Facultad de Ingeniería cuenta actualmente con 22 investigadoras/es, 20 becarias/os, cuatro profesionales y técnicas/os de apoyo (CPA) y un personal administrativo. Trabajan aquí egresadas/os de las carreras de Bioingeniería y Licenciatura en Bioinformática y también profesionales de Ingeniería Mecánica, Ingeniería Electrónica, Química y Licenciaturas en Ciencias Biológicas y Biotecnología.

Actualmente contiene cuatro grupos: Flujos complejos en Biomecánica, Bioingeniería y Biología; Mecanobiología Celular; Microfluídica para el estudio de Biomateriales y de Procesos Biológicos; y Neurociencia Computacional y Experimental; y tres laboratorios: Señales y Dinámicas No Lineales; Microscopia Aplicada a Estudios Moleculares y Celulares; y Análisis, Investigación y Desarrollo en Movimiento Humano.

Su evolución y crecimiento es una experiencia de planificación (inter)institucional a largo plazo con miras al arraigo de egresadas/os, la radicación de investigadoras/es y el fortalecimiento de la investigación para potenciar la ciencia y la tecnología de la región.

¿Cómo se llegó hasta esta realidad?

Los primeros pasos

El actual secretario de Ciencia y Técnica de la UNER y ex decano de la Facultad de Ingeniería (2010-2018), Dr. Bioing. Gabriel Gentiletti, remontó los antecedentes a la década de 1990.

“Luego de una maduración necesaria en aspectos de infraestructura y académicos, la Facultad avanzó en sus primeras etapas y políticas dedicadas a la investigación, iniciando por líneas vinculadas a la Bioingeniería. Se crearon los primeros grupos y laboratorios y se dio impulso al postgrado y doctorado de docentes”, evocó.

Luego, desde que en 2006 comenzó la Licenciatura en Bioinformática y especialmente a partir de que egresaron sus primeros graduados en 2010, surgió la necesidad de iniciar nuevas líneas de investigación.

Con el avance de ese proceso, la Facultad consolidó investigadores independientes de Conicet. Era la unidad académica con mayor cantidad dentro de la UNER. De todas formas, eran relativamente pocos: seis.

En 2012 el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación creó una serie de Centros de Investigación y Transferencia para incrementar la presencia del Conicet a nivel federal. Entre Ríos tenía un solo instituto: el Centro de Investigación Científica y de Transferencia Tecnológica a la Producción (CICyTTP) en Diamante.

En ese contexto, surgió el CITER (Centro de Investigación y Transferencia de Entre Ríos), el primero que se creó en todo el país, donde confluyeron la Provincia, la UNER y la UADER, aunque las líneas de investigación eran limitadas. El CITER tenía como principal objetivo crear institutos de doble o triple dependencia.

El Conicet y la Universidad aprobaron la creación del IBB en 2017. El actual vicedecano y secretario de Planeamiento, Gestión y Evaluación Institucional de la FIUNER, Dr. Víctor Casco, fue el primer director, por ser el investigador con más antecedentes y trayectoria.

Las líneas de investigación de los inicios eran en su mayoría las que venían trabajando los propios investigadores: Biomédica, Biofotónica, Microscopía, Modelado computacional, Rehabilitación y Biomecánica.

Un espacio institucional para desarrollarse

Sobre las posibilidades que aporta el IBB a los investigadores de la FIUNER y a la proyección de la propia Facultad, Casco destacó: “Cuando el Conicet evalúa una solicitud de beca, contempla los antecedentes del postulante, del director y del lugar de trabajo. Tener un instituto brinda un sostén, una base mayor y aporta a un mejor puntaje. Ha facilitado muchísimo que más becarios se vayan incorporando, incluso que no eran parte del IBB”.

El crecimiento ha sido notorio. “Pasamos de ser un incipiente idea a tener un instituto con más de 40 personas trabajando”, remarcó.

A la creación del instituto le precedió la aprobación del Doctorado en Ingeniería. La mayoría de los egresados de la FIUNER iba a continuar sus estudios a Santa Fe y allí se radicaba, en los institutos de doble dependencia de la UNL o la UNR. “Santa Fe se llevaba a los graduados con aptitud para ingresar a la carrera de Conicet. Sin un lugar institucional donde tus graduados puedan hacer el Doctorado, es muy difícil radicar investigadores, porque necesitan becarios para llevar adelante la mayor parte de la investigación”, explicó Casco.

La presencia del instituto de doble dependencia también ha traccionado a otros grupos en la Facultad. El actual decano, Dr. Bioing. Diego Campana, resaltó que la creación fue estratégica. “Genera una presencia institucional y cuenta con una infraestructura básica en la Facultad. Esto favorece la convocatoria de investigadores y becarios, que constituyen los grupos de investigación. Genera la masa crítica que permite que otros investigadores puedan radicarse”, señaló.

Balance y perspectivas

El secretario de Ciencia y Técnica de la Universidad, Gabriel Gentiletti, puso de relieve que el IBB, junto a los otros institutos de doble dependencia, “es parte de una estrategia de desarrollo de las capacidades de I+D+i de la UNER y la provincia de Entre Ríos, articulada en conjunto con el Conicet, la Secretaría de Ciencia y Técnica de Entre Ríos y el Ministerio de Ciencia y Técnica”.

A su turno, el decano Campana puso en valor: “Hubo una planificación a largo plazo y sostenida en el tiempo, con una visión realmente institucional a través de varias gestiones”.

Casco, finalmente, vislumbró “un plan más ambicioso”: tener un propio Centro Científico Tecnológico (CCT) en Entre Ríos. Para esto “hay que alcanzar una masa crítica de institutos y presencia del Conicet en la provincia”.

Mientras tanto, el IBB depende del Centro Científico Tecnológico (CCT) Santa Fe.

Más información en una segunda nota sobre el Instituto a publicarse próximamente