Marco Francesconi, Guillermo Bernasconi y Alfredo Garetto diseñaron el Ciclador Automático de Resucitador (CAR), que fue avalado por el organismo nacional y podrá producirse a gran escala en Rafaela, Santa Fe.
El Ciclador Automático de Resucitador es un respirador diseñado y desarrollado por bioingenieros de la empresa Grupo INBIO S.A., Guillermo Bernasconi, Alfredo Garetto y Marco Francesconi, los tres graduados de la FIUNER, con colaboración de ingenieros de la UNRaf y el CENTEC.
Es un respirador mecánico que obtuvo en octubre la habilitación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) y comenzará a fabricarse en serie. Está diseñado para ser utilizado en terapia intensiva con un solo modo ventilatorio: PCV. Y está indicado para asistir a pacientes adultos exclusivamente durante el tiempo que transcurra la pandemia COVID-19.
Sus creadores afirman que el equipo, desarrollado en Rafaela (Santa Fe), es de fácil manejo, no depende de aire comprimido y está hecho con componentes que se consiguen en el mercado argentino. “Esto brinda la posibilidad de construirlo a gran escala y a bajo costo”, resaltan.
Aportes de la bioingeniería ante la pandemia
Marco Francesconi, uno de los titulares de INBIO, recordó que en el momento en que se gestó la idea, que fue en marzo, “parecía un proyecto inviable en tan poco tiempo. Se hablaba de que en un mes llegaba el pico. Trabajamos día y noche de lunes a lunes durante cuatro meses. Y valió el esfuerzo”.
El bioingeniero graduado en la UNER admitió que “siempre lo pensamos como un aporte a la comunidad más que como un equipo comercialmente rentable” y reseñó que para conseguir financiamiento para el proyecto “nos reunimos con empresarios de Rafaela para conseguir recursos y comprar los equipos y materias primas para empezar”.
“Después surgió la posibilidad de un aporte no reembolsable de la Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i)”, recordó. En esa instancia la Universidad de Rafaela se sumó al desarrollo.
Sobre el Ciclador Automático de Resucitador, Francesconi aclaró que está pensado para el caso de que no haya respiradores convencionales, “no para reemplazar sino para complementar este tipo de equipamiento”. El CAR “es un equipo para campaña: toma aire del ambiente y no necesita un compresor. Con un tubo de oxígeno con caudalímetro se puede ventilar al paciente en un modo de presión controlada, mandatoria”, resaltó y también especificó que se usa “solamente en pacientes sedados. El paciente que se esté recuperando puede pasar a un respirador convencional”.
Finalmente, el graduado de la FIUNER valoró el diferencial de contar con bioingenieros a la hora de emprender un proyecto como CAR. “Vimos otras empresas mucho más desarrolladas en producción, incluso automotrices multinacionales, que quisieron hacer este tipo de equipamiento y les faltó la parte de uso con el paciente. Llegaron a un punto en que se trabaron. La bioingeniería nos dio más conocimiento de la mecánica respiratoria”, comparó. Además, subrayó que con Garetto, Bernasconi y otros profesionales de la firma “teníamos experiencia en probar equipos para ANMAT”, por lo cual “desde el día uno estudiamos las normativas a cumplir. En cambio vimos por lo menos 40 o 50 proyectos que no pasaron los ensayos para ser aprobados, surgidos en empresas con ingenieros muy capacitados pero sin bioingenieros”.
“Creo que tuvimos éxito por tener bioingenieros en la empresa”, concluyó.
Estudios y ensayos
Según destacan en INBIO, el ciclador se evaluó y ajustó con equipamiento perteneciente a la empresa INBIO. Luego se evaluó su viabilidad para el alcance previsto en AARBAA (Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires) y en el Centro de Medicina Comparada (FCV-UNL, ICiVet-Litoral), con más de 28 profesionales involucrados en el ensayo.
En paralelo se fueron realizando los ensayos de compatibilidad electromagnética: inmunidad electromagnética en Laboratorio de Mediciones y Ensayos de la UTN Santa Fe, y perturbaciones electromagnéticas en la empresa Lenor SRL.
Los ensayos de requisitos generales y particulares para la seguridad básica y el desempeño esencial de ventiladores fueron realizados en la empresa CES (Compliance Engineering Service) SA; los de ruido en ABS Ingeniería; los de calibración de presión en LCGI SA, y otros análisis e informes en Grupo INBIO.
Cabe destacar que se realizaron nueve prototipos hasta lograr la versión final aprobada por la ANMAT.
La empresa INBIO extendió su fábrica de productos médicos de clase II a clase III para poder producir este tipo de equipamiento. Según informa la firma rafaelina, la capacidad de fabricación real es en principio de 40 equipos mensuales y el precio aproximado rondará los U$S 4.600 más impuestos.
Fácil utilización
El funcionamiento del ciclador se basa en simular el movimiento de una mano oprimiendo un resucitador (AMBU), controlando los parámetros esenciales para la ventilación mecánica (presión de control, PEEP, frecuencias respiratoria, tiempo inspiratorio, estimación de volumen inspiratorio). Además posee batería de respaldo para seguir funcionando, en caso de falta de energía eléctrica de red, por aproximadamente una hora y media, y alarmas para informar diferentes parámetros en caso de que se encuentren fuera de su rango admisible. No requiere de uso de aire comprimido y se puede utilizar con bajo flujo de oxígeno.