Dos graduados y una graduada de la Facultad de Ingeniería de la UNER dirigen hospitales de distintos niveles de complejidad en el sistema público de salud provincial y son los únicos bioingenieros que cumplen esta función en el país. Germán Hirigoyen asumió en octubre de 2020 la dirección del hospital Materno-Infantil “San Roque” de Paraná, de referencia para todos los departamentos de Entre Ríos; Diana Barroso es desde septiembre de 2019 la directora del hospital “Santa Rosa” de Lucas González, segundo efector del departamento Nogoyá; y Gastón Marchetti lleva más de cuatro años en la dirección del hospital “San José”, cabecera en el departamento Diamante.
Aquí cuentan sus experiencias en la conducción de los efectores, destacan las potencialidades que brinda la carrera de Bioingeniería para la gestión hospitalaria, sugieren los campos que podrían enriquecer aún más la formación y aseguran que este horizonte profesional para los bioingenieros tiene mucho por delante.
“Tenemos un ida y vuelta con todas las profesiones”
Diana Barroso es la primera bioingeniera en trabajar en el hospital Santa Rosa, el segundo efector del departamento Nogoyá después del “San Blas” de la ciudad cabecera. “Debe pasarle a un montón de colegas o estudiantes en otras instituciones de la provincia”, sugirió. “Cada entidad tiene sus particularidades, pero la profesión nos brinda la posibilidad de insertarnos laboralmente y de gestionar de forma diferente”, aseguró.
Analizó que la bioingeniería viene afianzándose en la relación con otros campos profesionales en la gestión de la salud pública: “A los bioingenieros nos tienen en cuenta con otra experiencia, otro rol, otra voz. Nuestra formación nos brinda una gran capacidad resolutiva en diversas áreas. Nos permite entender de qué hablan médicos, radiólogos o personal de los laboratorios, entre otros. Tenemos un ida y vuelta con todas las profesiones”.
Barroso destacó que los tres egresados de la Facultad de Ingeniería que dirigen hospitales mantienen un diálogo constante y un intercambio de experiencias permanente. A su vez, consideró que sus antecedentes abren un camino de expectativas para la profesión en los máximos niveles de gestión hospitalaria. “Para un chico que empieza a estudiar Bioingeniería, la posibilidad de ser director de un hospital va a darse más cotidiana y naturalmente”, auguró Barroso.
Consultada por aspectos a resaltar de su trayecto hasta el momento en la dirección del hospital Santa Rosa, en relación a la formación construida en la carrera de la UNER, la bioingeniera graduada en 2018 destacó un importante proceso de renovación de equipamiento llevado a cabo en el hospital y también que se profundizaron protocolos "que antes no se tenían en cuenta, por ejemplo de Higiene y Seguridad”. Por último, valoró las capacidades de los profesionales de la Bioingeniería para emprender una de las transformaciones más importantes que está viviendo el sistema sanitario en todos sus niveles en la provincia y el país: la digitalización de historias clínicas. “Somos los que vamos a dar el salto”, afirmó.
Las claves de una buena planificación
Gastón Marchetti, egresado en 2014 en la Facultad de Ingeniería, está a cargo desde 2018 del hospital cabecera del departamento Diamante. “Como bioingeniero, hablás con personal de limpieza y mantenimiento, médicos, cirujanos, anestesistas, enfermeros, con todos los profesionales”, describió y remarcó que la carrera “da una visión multidisciplinar, contemplando al hospital entero como tecnología médica”.
En el San José trabajan 280 personas y articula con efectores privados, el Sanatorio Adventista del Plata, la clínica privada de Diamante, el geriátrico Fidanza, el monovalente Hospital Colonia de la ciudad cabecera y centros de salud de las aldeas.
Marchetti puso de relieve “la capacidad de planificación” que brinda la Bioingeniería. “En el hospital San José se hizo una planificación desde 2019 a 2022, que involucró distintas disciplinas y contempló recursos, procesos y resultados. La retroalimentación permite diseñar mejores intervenciones”, ponderó. Y señaló: “En esta modernización se producen avances con soluciones, planificadas y no temporarias, para todos los profesionales y áreas, desde la ingeniería clínica y la infraestructura del hospital al área de mantenimiento. Esto, a su vez, ayuda a ahorrar recursos al Estado”.
Sobre los objetivos que tienen por delante en la gestión del nosocomio, mencionó el ordenamiento y mejora del trabajo administrativo, el avance en la incorporación de tecnología y la digitalización y la optimización del sistema de comunicación interna y externa.
Finalmente, señaló que un posible campo a fortalecer en la formación es la salud mental. “Es uno de los grandes desafíos que tenemos como bioingenieros”, anticipó.
“Tratamos con todo el personal y entendemos qué necesita”
El bioingeniero y docente de la carrera en la Facultad de Ingeniería, Germán Hirigoyen, dirige el Hospital Materno Infantil “San Roque” de la capital entrerriana, que brinda atención en 49 especialidades, tiene 140 camas de internación y cuenta con guardias activas en pediatría y obstetricia las 24 horas. En él trabajan unas 1.500 personas y es sede formadora en Pediatría, Terapia Intensiva Infantil, Tocoginecología, Obstetricia Comunitaria, Neonatología, Cirugía Infantil, Otorrinolaringología y Odontología Comunitaria. Su equipo de dirección también está integrado por el bioingeniero Rodolfo Ramírez, como secretario Técnico.
Al hacer un balance del complejo período de emergencia sanitaria por la Covid-19, Hirigoyen recuerda: “Gestionar en pandemia fue complicado y muy desgastante, pero un desafío muy interesante, donde se puso a prueba el temple, más allá de la preparación técnica que se puede tener”.
En relación a las potencialidades que ofrece la carrera de Bioingeniería para la conducción de un hospital, enfatizó “la visión integral que nos permite conocer y tratarnos de igual a igual con todo el personal de salud, entender qué quieren o necesitan y comprender la parte técnica”. Al igual que Marchetti, Hirigoyen ponderó la capacidad de dialogar y comunicarse con “cirujanos, enfermeros, médicos, personal de maestranza y cocineros. Se trata de ‘caminar la planta’: recorrer desde la cocina y el lavadero hasta los quirófanos y consultorios”.
Por su parte, Hirigoyen observó que la carrera de Bioingeniería podría incorporar “mayor formación en manejo del talento humano”, una necesidad creciente en la gestión de sistemas de salud.
Respecto de los desafíos que ve por delante en el hospital San Roque, Hirigoyen subrayó: “Estamos trabajando muy fuerte en la digitalización de las imágenes médicas, se adquirió el software para gestionarlo y se está pronto a adquirir al hardware”. Recientemente, además, el nosocomio estrenó el sistema de historia clínica digital, sincronizado con el nivel nacional. Es el primer efector de Entre Ríos en instalarlo. Y también aseguró que se proyectan obras de infraestructura.
Todas las necesidades, desafíos y oportunidades que se presentan en los hospitales y demás efectores de salud están en la cabeza de los equipos interdisciplinarios que los gestionan y conducen, y en especial en aquellos con bioingenieros a la cabeza.