Luis Arnulfo Trujillo Herrera es un estudiante de la Universidad Surcolombiana que se encuentra cursando materias en la Facultad de Ingeniería de la UNER durante el segundo semestre de 2022 en el marco del Programa de Intercambio Académico Latinoamericano (PILA). Estudia Ingeniería Agricola en su país y aquí está cursando asignaturas de Ingeniería en Transporte y Bioingeniería (TIC y Geomática, Investigación Operativa I, y Emprendimientos Tecnológicos). “Si todo sale bien, puedo recibirme una vez que vuelva del intercambio”, se ilusiona.


Luis es oriundo de Pital, un municipio del departamento de Huila, ubicado al sudoeste de Colombia, “un pueblo muy pequeño, mucho más que Oro Verde, así que cuando ingresé en 2017 a la Universidad Surcolombiana el cambio fue bastante drástico”, recuerda. En esta entrevista, el joven pitaleño habló sobre su formación de origen, sus impresiones sobre el cursado en nuestra Facultad, su experiencia de intercambio en Oro Verde e, incluso, sus intenciones de regresar más adelante a la UNER.

− ¿Por qué elegiste Ingeniería Agrícola?

−Los temas del campo siempre me han llamado mucho la atención, pues fui criado en un contexto muy rural. Mis papás son agricultores. El Huila es una zona de agricultores con pequeños latifundios de tierra, con familias completas trabajando de forma muy artesanal y casi no se emplea tecnología. Pensé en estudiar algo que pueda ayudar a fomentar el avance tecnológico de la zona. Empecé Ingeniería Agrícola y me gustó tanto que comencé también Agronomía, en otra universidad, así que estoy cursando dos carreras. En mis planes está recibirme el año que viene de ingeniero agrícola y el siguiente de agrónomo.

 − ¿No es lo mismo ingeniería agrícola y agronomía?

−No. Eso es algo que encontré muy curioso cuando llegué acá, porque los ingenieros agrónomos también tratan a los animales. Allá, la agronomía es solamente para las plantas, entonces se han subdividido las carreras. Por ejemplo, la ingeniería agrícola abarca la adecuación de tierras, el diseño de sistemas de riego, las construcciones rurales, la preparación del terreno y cómo sembrar las plantas. Luego, la agronomía vendría a ser como el “médico de las plantas”, por decirlo de algún modo. Básicamente, estudia el desarrollo de las plagas y enfermedades y el aspecto tecnológico de las plantas. Luego, retoma la ingeniería agrícola con la cosecha y el diseño y estrategias de conservación. Están muy interconectadas y es importante saber las dos para poder sobresalir dentro del medio.

 − ¿Cómo llegó la idea de hacer un intercambio, por qué Argentina  y por qué la FIUNER?

−Entre mis planes siempre estuvo la idea de un intercambio, tener esa experiencia. En un principio hice los trámites para ir a Brasil, pero llegó la pandemia y eso quedó trunco. Pensé que ya no iba a poder hacer un intercambio, porque además ya estaba cerca de terminar la carrera, pero un día llegó la posibilidad de hacer un intercambio a Argentina, con esta Facultad. Se dio en el marco de un proceso de reacreditación multicampus (NdeR: reconocimiento del Ministerio de Educación colombiano para universidades con más de una sede) que inició mi universidad. Parte de los requisitos era movilizar estudiantes hacia el extranjero para tener mejor perfil en la relación con otras universidades. Un docente me incentivó para que me postule y cuando me dijeron que fui seleccionado no me lo esperaba, fue una sorpresa muy grande. Recuerdo que para mis papás también, porque pensaban que yo ya había renunciado a la idea. Cuando les dije de una semana para la otra ‘me voy para la Argentina’ quedaron como (con cara de sorpresa), ‘Oh, bueno’…

 − ¿Cómo te resulta hasta ahora la experiencia?

−La verdad ha sido buena, porque me permitieron escoger materias y traté de aprovechar lo más que pude ciertas áreas específicas que me han llamado la atención, como sistemas de información geográfica. Entonces en Ingeniería en Transporte está Geomática. También elegí Investigación Operativa y me recomendaron Emprendimientos Tecnológicos e Inglés. Me gustan y fue un cambio cómo llevan acá las materias a lo que estaba acostumbrado allá. Es muy diferente. Primero por las calificaciones, que allá van de 0 a 5 y acá de 0 a 100. Las primeras semanas estuve tratando de ambientarme, pero ha sido una experiencia buena. En cuanto al modelo de educación y la metodología de enseñanza, me di cuenta que acá es un poco más libre que allá. Mis compañeros aquí se preguntaban: ‘¿Cómo es que en Colombia las universidades públicas no son públicas?’. Porque allá si bien debes pagar unos 500 dólares por semestre, es un costo muchísimo más bajo que las privadas, que valen casi cuatro veces más. Pero como he logrado estar entre los mejores promedios, solo debo pagar el 10% de la matrícula.

− ¿Cómo ha sido tu llegada y experiencia en Argentina? ¿Sabías algo del país?

−No tenía conocimiento de nada. Cuando estaba preparando el viaje me dijeron que iba a llegar en verano. Colombia es un país muy tropical, sobre todo de donde provengo. La temperatura no varía tanto. La amplitud térmica no es tanta: en invierno hay 15 grados y en verano unos 25. Cuando venía en el avión hicimos una escala en Lima y antes de despegar nos pasaron unas mantas. Me dije: ‘¿pero qué está pasando? Acá como que hace mucho frío’. Me di cuenta de que no había traído nada para el frío. Recuerdo que ese día hacían como 4 grados y yo no estaba para nada acostumbrado a este clima. Llegué a (el aeropuerto internacional) Ezeiza y afortunadamente me estaba esperando un graduado de la Facultad de Ingeniería que vive en Buenos Aires. Me fue a buscar, me alojó en su casa y luego me dejó en la estación de bus. Hasta me subió al bus para que no me perdiera (se ríe). Me pareció un buen gesto, no esperaba esa amabilidad… Llegué a Paraná y después a Oro Verde, donde finalmente me alojé… 

 − ¿Cómo te trata Oro Verde?

−Cuando llegué a Buenos Aires me preocupé un poco, porque nunca había estado en una ciudad tan grande. Pero en Oro verde sentí que encajé justo, porque en los lugares más pequeños las personas se conocen y se siente más esa unidad y calidez. Es más hogareño. Me gustó mucho y es muy bonito.

 − ¿Qué esperás llevarte de esta experiencia de intercambio?

−Una de las cosas que me gustó es haber asistido al Rally de Innovación. No lo conocía, porque mi universidad no participa, así que le comenté la idea a unos profesores de allá y les gustó mucho. Me dijeron que van a organizar que la Surcolombiana tenga Rally el próximo año. Me pareció una experiencia muy buena para los estudiantes. También estoy pensando en volver para hacer un posgrado aquí, porque me ha gustado mucho la metodología de enseñanza. Otra cosa que me voy a llevar es el crecimiento personal que ha significado esta experiencia, porque pude desarrollar mejor mis habilidades de comunicación. Tuve que hablar o hablar, no me quedó otra (ríe). Por ejemplo en la clase de Inglés sólo se habla inglés, y allá en Colombia se habla en español. Eso me motivó incluso para empezar un curso intensivo de inglés.  La verdad es que la experiencia hasta ahora ha sido muy gratificante.

Sobre PILA

El Programa de Intercambio Académico Latinoamericano es un convenio de intercambio académico entre la ASCUN (Colombia), la ANUIES (México) y el CIN (Argentina), del que participan la UNER y la Facultad de Ingeniería. Tiene como objeto promover el intercambio de estudiantes de carreras de pregrado, grado y posgrado, así como de académicos, investigadores y gestores de las universidades e instituciones de educación superior asociadas, con el fin de enriquecer su formación académica, profesional e integral, así como promover la internacionalización de la educación superior y fortalecer los lazos de cooperación entre Colombia, México y Argentina. Más información en este enlace.

 

 

 

 

 

 

 




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