Todo plan nacional de salud debe comprender políticas, estrategias y planes de acción relativos a las tecnologías sanitarias, y en particular a los dispositivos médicos [1]. En el marco de un sistema de salud sólido, todo plan de salud que se elabore deberá garantizar el acceso a dispositivos médicos seguros, efectivos y de alta calidad para prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades y lesiones y/o ayudar a los pacientes en su rehabilitación.
Reconociendo la importancia de las tecnologías sanitarias, en mayo de 2007 la Organización mundial de la Salud (OMS) adoptó la resolución WHA60.29 [1]. Esta resolución establece claramente que las tecnologías sanitarias son esenciales para el funcionamiento de un sistema de salud y aconseja un conjunto de acciones a seguir para dar solución a los problemas derivados del despliegue y la gestión inadecuados de las tecnologías sanitarias.

Establece, además, la necesidad de establecer prioridades en la selección y gestión de estas tecnologías, en particular de los dispositivos médicos [2].
Dentro de las recomendaciones elaboradas en este documentos, se insta a los Estados Miembros (entre los cuales se encuentra Argentina) a que “recopilen, verifiquen, actualicen e intercambien información sobre tecnologías sanitarias, en particular dispositivos médicos, a modo de instrumento auxiliar para jerarquizar las necesidades y la asignación de recursos” [2]. Recomienda también: “formulen, según proceda, estrategias y planes nacionales para la implantación de sistemas de evaluación, planificación, adquisición y gestión de las tecnologías sanitarias, en particular de los dispositivos médicos, en colaboración con personal dedicado a la evaluación de las tecnologías sanitarias y la ingeniería biomédica” y que “reúnan información que relacione los dispositivos médicos relativos a los problemas de salud pública prioritarios en diferentes niveles de la atención y en distintos contextos y entornos, con la infraestructura, los procedimientos y los instrumentos de referencia necesarios” [1].

Podemos mencionar, en Argentina, algunas acciones que se encuentran relacionadas con las recomendaciones antes mencionadas, como ser la Ley 26.906, “Régimen de trazabilidad y verificación de aptitud técnica de los productos médicos activos de salud en uso”, la cual tiene por objeto establecer el régimen de trazabilidad de los productos médicos activos, la trazabilidad metrológica de los mismos, y la creación o fortalecimiento de los Servicios de Tecnología Biomédica en todo el territorio nacional [3]. Entre las obligaciones que emanan de esta ley, establece que el personal responsable de los productos médicos activos en los establecimientos de salud debe, entre otras funciones, crear y mantener actualizado un registro de éstos cuando estén en uso y establecer un método o procedimiento para mantener documentada su verificación técnica y mantenimiento. La autoridad de aplicación de esta Ley debe, entre otras funciones, promover la creación o fortalecimiento de los Servicios de Tecnología Biomédica, en todo el territorio de la Nación; promover la creación de un Registro de Servicios de Reparaciones y Mantenimiento de Productos Médicos Activos, en conjunto con las jurisdicciones; promover la creación de un Registro Nacional de Productos Médicos Activos, en coordinación con las autoridades jurisdiccionales [3].

Si bien la legislación nacional pareciera acompañar las recomendaciones emanadas de la Organización Mundial de la Salud, las acciones concretas que han sido llevadas a cabo son escasas. Entre ellas podemos mencionar, en el año 1987, un informe estadístico sobre relevamiento de equipos electrónicos en tres hospitales de la ciudad de Buenos Aires (conocido como “informe Presman”) donde se concluyó que el 31,76 % de los equipos relevados estaban fuera de uso [4]. En el año 1989, la organización Panamericana de la Salud (OPS) realiza y publica un informe resultado de la evaluación de la infraestructura tecnológica médica en el rubro equipamiento en Argentina [5].

En este trabajo se realizó una encuesta sobre equipos de uso médico a nivel nacional, comprendiendo centros de salud y hospitales de cinco provincias y capital federal, y donde se evalúa también la infraestructura tecnológica médica en el rubro equipamiento, sondeando el grado de subutilización y desuso de dispositivos de uso médico en la Argentina. Entre sus objetivos particulares estaban también: “analizar e interpretar los hallazgos obtenidos con el fin de proveer información y lineamientos útiles para la formulación de un programa nacional en la materia y posibilitar la realización de estudios más puntuales dirigidos a evaluar los criterios de necesidad, selección y mantenimiento e instalaciones de equipos, rendimiento y administración de las inversiones, y capacitación del recurso humano requerido”. En sus conclusiones se afirma que aproximadamente un 30 % de los equipos relevados estaban fuera de servicio.

Expresa también que la metodología de encuesta es de gran utilidad porque permite, en un intervalo de tiempo fijo, hacer un corte del estado operativo de los equipos, pero el obstáculo central fue la ausencia de una nomenclatura nacional homogénea de dispositivos a la hora de analizar los datos [5].

Por otro lado, los recursos humanos en salud son un componente estratégico para la realización de las acciones recomendadas por la OMS y parte fundamental en el cambio de paradigma en salud [6]. En lo que respecta a este recurso el Subsistema de Estadísticas de Recursos se ha basado en la metodología censal para el relevamiento de los integrantes con perfil técnico que forman parte de las organizaciones públicas, privadas y de la seguridad social. El último Catastro Nacional de Recursos y Servicios de Salud corresponde al año 1998 [7] y revela que trabajan en el sector salud del país: 67 bioingenieros, 260 Ingenieros, 238 arquitectos y 133 técnicos en electromedicina.

En este relevamiento se informa, además, que la mayoría de los servicios de mantenimiento, de los establecimientos en todas las jurisdicciones relevadas, se encuentran a cargo de recursos humanos con perfil “técnicos” y “otros”. En algunas jurisdicciones, y fundamentalmente en el sector privado, se verifica la presencia de “ingenieros”, “arquitectos” y “bioingenieros” como responsables de esos servicios, lo que podría constituir un indicador de niveles de complejidad diferentes en esos establecimientos o tal vez mayor flexibilidad de las estructuras para incorporar los nuevos perfiles técnicos que demanda la incorporación de tecnología [6].

En Argentina, la producción de información en el campo de los Recursos Humanos en salud (RRHHS) es fragmentaria, asistemática, dispersa en múltiples fuentes con criterios propios de recolección y categorías analíticas no siempre homogéneas, duplicaciones y ausencia de variables principales [8].

Más recientemente, en mayo de 2017, la OMS incorpora a su serie de documentos técnicos sobre dispositivos médicos el documento “Human resources for medical devices the role of biomedical engineers” donde, entre otras funciones, destaca el rol de los ingenieros biomédicos en la gestión de los dispositivos de uso médico en las organizaciones de salud, se describen las distintas funciones que allí desempeñan estos profesionales, y destaca la importancia de los mismos como una figura esencial en el sistema de servicios de salud. Este documento estima que en Argentina hay actualmente unos 1500 bioingenieros [9]

Es evidente, entonces, que si bien se han realizado algunas acciones tendientes a reconocer o conocer los recursos humanos que gestionan la tecnología sanitaria, la infraestructura y el equipamiento, se hace necesario implementar herramientas que permitan obtener datos y así poder generar información para conocer en forma más concreta y tangible, tanto el recurso humano como la tecnología sanitaria disponible, en particular en lo que atañe a la gestión de la tecnología sanitaria. Todas estas acciones deben confluir a garantizar el acceso a dispositivos médicos seguros, efectivos y de alta calidad, optimizando las necesidades y la asignación de recursos.




Bibliografía.
  • [1] O. M. de la Salud, Ed., WHA60.29 Tecnologías sanitarias, 2007th ed. Ginebra, 2007.
  • [2] O. M. de la Salud, Ed., Formulación de políticas sobre dispositivos médicos. (Serie de documentos técnicos de la OMS sobre dispositivos médicos), 2012th ed. Ginebra: Organización Mundial de la Salud, 2012.
  • [3] Regimen de trazabilidad y verificación de aptitud técnica de los Productos Médicos Activos de salud en uso. Argentina: Boletin Oficial de la República Argentina, 2013, pp. 1–6.
  • [4] C. Presman, “Informe estadístico sobre relevamiento de equipos electrónicos en tres hospitales de la ciudad de Buenos Aires.” PROTEMA, OPS/OMS, Buenos Aires, Argentina, 1987.
  • [5] C. C. Boedo, C. E. Fynr, P. F. Suarez, V. Petrungaro, and G. D. Presman, Equipamiento Hospitalario. Subutilización y desuso de dispositivos de uso médico en la Argentina, 16th ed. Programa de Tecnología Médica Argentina. Organización Panamericana de la Salud, 1989.
  • [6] P. G. Marta Novick and M. Abramzon, Observatorio de Recursos Humanos en Salud en Argentina, 2003rd ed. Buenos Aires, Argentina: OPS/OMS Argentina, 2003.
  • [7] M. de Salud, “SES – Sistema Estadístico de Salud,” 1998. [Online]. Available: http://www.deis.msal.gov.ar/index.php/ses/.
  • [8] A. Martínez et al., Lineamientos para el diseño de un sistema integral de información en recursos humanos en salud en Argentina. Buenos Aires, Argentina: Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 2011.
  • [9] W. H. O. Medical, Human resources for medical devices, the role of biomedical engineers (WHO Medical device technical series). 2017.

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