Además de dedicarse a la docencia, Emiliano investiga -en el marco del IBB- sobre el análisis del movimiento humano y con una fuerte tendencia a la transferencia clínica.

 

El Dr. Emiliano Ravera es bioingeniero por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos. En el marco de una beca doctoral del CONICET hizo un doctorado en Ingeniería –mención en Mecánica Computacional- en la Facultad de Ciencias Hídricas e Ingeniería de la Universidad Nacional del Litoral. Además de dedicarse a la docencia, Emiliano es Investigador Asistente del CONICET desde este año y a sus 33 años su área de investigación se relaciona con la biomecánica: el modelado musculoesquelético del aparato locomotor humano. Sus trabajos interactúan con la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (FLENI) y se centra en la marcha de los niños con parálisis cerebral. Por ser Investigador Asistente su trabajo se desarrolla en el marco del Instituto de Investigación y Desarrollo en Bioingeniería y Bioinformática (IBB). Investiga sobre el análisis del movimiento humano con una fuerte tendencia a la transferencia clínica y trabaja con el FLENI por ser el primer laboratorio de análisis clínico de la marcha, el principal referente en la temática del país.

-¿Cómo te empezó a interesar el tema?
-Desde que era auxiliar de grado. Hice una pasantía en la que buscamos aplicar cuestiones propias de la bioingeniería en matemática. En esas aplicaciones apareció la línea de biomecánica. Uno simula el aparato locomotor a partir de herramientas matemáticas. Desde ahí me fui interesando en el tema.

-¿Qué estudian actualmente?
-Investigo matemáticamente el modelado musculoesquelético, la dinámica de las articulaciones y la dinámica muscular. A partir de registros de videografía, electromiografía y plataformas de fuerzas, uno puede reconstruir computacionalmente la marcha de una persona y así estudiar cuál es la interacción entre el tejido óseo y el muscular para estudiar la dinámica de esos tejidos de manera macroscópica: es ver cómo un grupo muscular está actuando, qué fuerza genera y cuándo la genera para poder desarrollar el movimiento de la marcha de la persona.

-¿Y cómo registran la marcha?
-Con tres equipos básicos: uno filma a la persona con marcadores puestos en el cuerpo y se obtiene la posición de esos puntos en el espacio; esa filmación se hace con cámaras infrarrojas de alta velocidad para obtener mejor resolución. También se usan plataformas de fuerza que sensan qué fuerza se hace sobre el piso y en qué puntos de la planta del pie se están dando esas fuerzas. Lo que se registra también en simultáneo son las señales de electromiografía –potencial eléctrico que genera el músculo a medida que se contrae o relaja. Todos estos registros se realizan de manera sincronizada.

-¿Pacientes en general?
-En líneas generales yo me focalizo en estudios de sujetos con parálisis cerebral –chicos que tuvieron algún daño durante el desarrollo del sistema nervioso central que resulta generalmente en un deterioro motor y de la postura. En general presentan músculos espásticos –tensos y rígidos.

-¿Y eso qué causa en la marcha?
-Estas alteraciones musculares pueden llevar a que chicos con parálisis cerebral presenten deformaciones óseas debido al crecimiento de los huesos largos en condiciones de cargas (fuerzas musculares) no fisiológicas. Por eso es que se observan patrones de marcha patológicos y comúnmente son tratados con intervenciones quirúrgicas traumatológicas, como alargamiento o desprendimiento muscular y/o desrotaciones óseas. Esto lleva a que actualmente se realice una única intervención quirúrgica multinivel: se atacan los problemas musculares y óseos en una sola intervención.

-Y a partir de eso hacen modelos…
-Y a partir de modelos computacionales nosotros podemos cuantificar diferentes aspectos de la marcha, como por ejemplo cuánta energía consume un grupo muscular y a su vez ver cuánta fuerza está haciendo ese músculo en el mismo gesto. Así podemos ver qué tan deficiente es un patrón de marcha patológico en comparación con uno normal.

-¿Y qué hacen con la información que obtienen del análisis de la marcha?
-Lo que uno hace es evaluar técnicas quirúrgicas para definir si son las adecuadas. El equipo médico tendría todo un abanico de posibilidades para tomar cierta decisión. La idea es brindar herramientas para que el equipo de profesionales clínicos pueda tomar mejores decisiones tanto en intervenciones quirúrgicas como en tratamientos de rehabilitación. En estos momentos los modelos musculoesqueléticos permiten evaluar diferentes técnicas clínicas. Estudiamos la marcha de una persona antes y el después del tratamiento, que hasta el momento eran como una caja negra.

-¿Lleva mucho tiempo brindar esas herramientas?
La parte clínica trabaja sobre protocolos ya estandarizados para brindar un buen servicio. En cambio, la investigación se en todo lo opuesto: de lo que está estandarizado y se propone superarlo. Por eso lleva mucho tiempo de investigación demostrar que eso se puede convertir en un nuevo protocolo aplicable a la clínica.


Al conversar sobre sus pasatiempos, Emiliano comenta que ama el cuarteto y es fanático de “La Mona” Jiménez. Emiliano nació en Córdoba Capital, pero vivió en San Francisco hasta comenzar sus estudios en Oro Verde. El momento de irse y vivir lejos de casa no le dificultó tanto porque el ambiente de la Facultad de Ingeniería ayuda mucho: “te relacionabas y te conocías con todos, curses o no porque todos son estudiantes. Hoy hay un poco más de movimiento, pero el ambiente es ideal, ayuda mucho. La pasé excelente” explica. A fin de año se irá al Reino Unido a hacer una estancia de investigación en la Universidad de Brunel, Londres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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