En esta oportunidad Lucrecia Barindelli, estudiante de la Facultad de Ingeniería de la UNER,  nos cuenta acerca de su experiencia de Intercambio Escala Estudiantil AUGM, realizada en el año 2015.

La decisión de conocer
 
En la vida se presentan miles de opciones. Haber tomado la decisión de hacer un intercambio universitario fue una de las mejores por las que  opté. Creo que darnos la posibilidad de salir de la zona de confort, atravesar el miedo, es lo que nos da mucha más felicidad y aprendizaje, que de otra forma se hace más difícil de conseguir. El poder aventurarse a conocer otro país es algo que te cambia la vida, es maravilloso.
En agosto de 2015 me fui de intercambio a Curitiba, capital del estado de Paraná, Brasil. Es una ciudad espectacular. Es famosa por su compromiso ecológico y organización urbanística. Muy rica culturalmente, llena de parques, museos, ferias, exposiciones, shoppings, vida nocturna, comidas, uff. En fin, es una ciudad para todos los gustos.
 
Allí fui alumna en la Universidad Federal de Paraná (UFPR), una universidad de gran prestigio y estructura. Cursé algunas materias en el Campus Politécnico, hice un estagio (PPS) en el Servicio de Ingeniería Clínica del Hospital de Clínicas y además, tomé cursos de portugués en CELIN (Centro de Linguas e Interculturalidade). Teníamos un “intercampi” que es un colectivo que nos trasladaba entre los distintos campus de la universidad, y había también restaurante universitario donde se podía desayunar, almorzar y cenar. Yo viví durante mi estadía en la Casa de Estudiante Universitaria de la UFPR (CEUC), ubicada al lado de la rectoría, en el centro de la ciudad.


 
Acerca de la experiencia personal y calidad humana
 
Entre todas estas actividades, conocí mucha gente, hice muchos vínculos. Me ayudaron, me acompañaron y compartimos de todo; incluso amistades muy valiosas, especialmente, con mis compañeras de la casa, que desde el primer momento me enseñaron a hablar en portugués, hasta el último día que nos despedimos con mucha pena. Al estar todos en la misma, me llevó a unirme con  otros intercambistas que teníamos las mismas ansias de viajar y conocer la cultura curitibana. Mis compañeros de Ingeniería eléctrica, eran unos genios y en el Hospital, donde tuve mi primera experiencia laboral, me recibió un grupo humano excelente, súper compañeros, y la verdad es que me encantó trabajar ahí.

Lo más importante es pensar que sobre todo es una experiencia personal, y por lo tanto, estará sujeta a las vivencias y expectativas particulares de cada uno. Lo que sin duda puedo decir, es que apostar a un intercambio es un reto personal, un desafío; que puede ser fácil o difícil, pero que seguro, vale la pena. Esta aventura requiere dejar de lado prejuicios y miedos, y prepararse para conocer y comprender otra cultura y sacarle el máximo provecho. Nunca se olvidará...
 
Agradezco a la FIUNER y a mi familia por haberme dado la posibilidad de realizar este sueño. Y también agradezco infinitamente a mis amigas Juliana, Sofi y Julia por haberme acompañado a recorrer juntas a recorrer gran parte de Brasil dándole el broche de oro a esta hermosa historia.




El contenido al que intenta acceder no se encuentra disponible para su dispositivo.

En breve este contenido estará disponible.